domingo, 23 de septiembre de 2007

Red Sparowes -

Era medianoche, ibamos por esa ruta lugubre luego de haber escapado de ese hotel. Cargabamos con nosotros el olor a sabanas que cargaban el olor de cientos de personas que cargaban el olor de cientos de otras personas, otras sabanas, otros hoteles, otros asientos de autos.
El camino se abría espeluznante alla en el Norte, una hilera de montañas se presentaba imponiendo su cuerpo ante el camino. La noche estaba cubierta, y la ruta no tenia luces. Teníamos ganas de escuchar a un Coyote, teníamos la radio apagada.
Mi auto valia 2000 dolares, me lo había comprado especialmente para el viaje a una persona que ni siquiera recuerdo. Era un Camaro. Tenía las ruedas gastadas, se escuchaba el roce entre ellas y el pavimento, el sonido del desgaste.
Adentro del auto, estabamos con la luz interior prendida. Todo lo negro caía sobre ese desierto, en un momento escuchamos demasiados aullidos de coyotes, quisimos prender la radio pero no funcionaba.
De repente empezamos a sentir frío, las ventanas del auto se empañaron, como si estuviesemos teniendo sexo intenso en su interior. Empece a sentir frio en las manos, mucho frío. Tenía la punta de la nariz congelada. Tenía miedo de que se me congelasen los ojos, no tenía forma de abrigarlos.
El auto se paró en seco, nuestros esfuerzos en hacerlo arrancar terminaron en un sinsentido. La calefacción del auto tampoco funcionaba. Afuera estaba todo oscuro, negro como el no nacimiento.

Abrimos la puerta del auto, pisamos y no había nada, el suelo era una esponja llena de arena. Sentíamos que el aire que respirabamos estaba lleno de polvo y pelusa. Me agarró una tos agobiante, me encontre en un momento escupiendo pelotitas de algodón.
Sigo caminando, ahora trato de ver algo pero todo sigue negro, el piso se esta haciendo un poco mas duro, el aire algo más limpio. Siguen los aullidos, perdí a mi acompañante, hace horas que deje de escuchar sus llamados.
Me choco con una estructura que parece ser de metal, puedo sentir el frio de la superficie. Recorro con mis manos lo que parece ser una caja, no tiene ninguna abertura. Sigo tocando el metal, nada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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